Como cristianos necesitamos vivir la participación consciente en la vida de la Iglesia y en los sacramentos. Estos tienden a generar toda una vida comunitaria, desde el modo de concebir la propia existencia y la del mundo hasta el modo de valorar los acontecimientos, planear el futuro, abordar nuestro trabajo, manejar la realidad.
Los sacramentos son el signo más elocuente de la presencia de Cristo en el mundo.